Los inversores afrontaron el primer trimestre con el optimismo de que a la economía le aguardaba un aterrizaje suave, evitando así una recesión, y que la inflación seguiría mejorando. Con la economía estadounidense creciendo más de lo previsto durante el 4T23 y la mayoría de los bancos centrales considerando ya la primera bajada de tipos, la renta variable mundial registró fuertes rentabilidades. Sin embargo, al desvanecerse las perspectivas de agresivos recortes de tipos, fue un trimestre más difícil para la renta fija. Antes, los inversores preveían cinco recortes en 2024, pero ahora las expectativas se centran en tres, como mucho. De hecho, los rendimientos de casi todas las clases de activos aumentaron ligeramente, y algunos tramos de crédito registraron pérdidas durante el trimestre, concretamente los bonos soberanos. La renta variable de los mercados desarrollados tuvo un trimestre más fuerte gracias en gran parte a los valores de crecimiento, especialmente en el S&P 500, que superó a la mayoría de sus homólogos, impulsado una vez más por los siete magníficos valores.